‘The Handmaid’s tale’, Red is the new black

34119657264_bd50a12ffe_o.jpg
Fotografía de portada de Trending News

Terminadas las tres primeras temporadas de Orange is the new black – buena serie, sin pretensiones, pero te hace pasar un buen rato – empezamos con The Handmaid’s tale. Serie que todo los seriéfilos que conozco han devorado en días y que han salido fascinados con su visionado.

Una vez terminada, me ha pasado un poco como con por 13 razones: no consigo quitarme sus dilemas, tramas y conflictos de la cabeza. Ambas series son diametralmente opuestas, sin embargo hay un nexo temático que veo que empieza a predominar en la ficción estadounidense y es la de dar mayor peso a personajes femeninos, cosa que se yo agradezco enormemente por ser temas totalmente diferentes a los tratados en otras.

Las mujeres dejan de ser personajes floreros que están para satisfacer al personaje masculino de turno, y se convierten en el núcleo principal, presentando conflictos que a día de hoy siguen siendo lacras de nuestra sociedad: el machismo, el totalitarismo o la falta de libertades individuales y/o colectivas.

Ana hizo a mitad de serie una apreciación muy buena. Hizo un juego de palabras con las dos ultimas series que habíamos visto y le salio un titulo de serie lucidísimo: ‘Red is the new black’. Y es que quizá, fue la mejor forma de describir la serie. En un mundo donde a ciertas mujeres se las priva de su condición de ser humano para convertirlas en meros productos o recipientes de bebes, las cosas no son muy diferentes a las de una cárcel enorme.

Me gusta mucho ‘The Handmaid’s tale’ porque presenta un mundo distópico muy posible. No se nos presenta un mundo con naves espaciales, con ciudades llenas de tecnología y magia oscura. Se nos presenta un mundo que fácilmente podría ser el nuestro en un par de décadas.

Es bastante perturbador pensar que nos encontramos en la época de Trump, del Brexit, de las guerras inhumanas de Siria e Iraq, en la era del calentamiento global y el cambio climático o de las crisis economías y primaveras revolucionarias.

Problemas muy parecidos a los que se proponen en la serie y que irremediablemente parece que encuentran soluciones muy similares, no tan drásticas todavía en la realidad, pero si con esos tintes contrarevolucionarios que hacen que el mundo sea un lugar menos progresista y sí más fundamentalista.

Da hasta miedo ver cómo se justifican ciertos actos en la serie para manipular y crear un estado de opinión, para tapar, al fin y al cabo, una lucha de clases y de poder. Rasgos muy comunes en los regímenes fascistas que parece que se encuentran ya muy lejanos, como en blanco y negro y que si nos descuidamos pueden llegar a volver.

De la serie, me gustan mucho las historias de su mundo presente, pero quizá me atraen más las historias pasadas. Esos flashback de la vida cotidiana, de la rutina que no te preparan para un cambio tan radical, pero que sin que te des cuenta que han ido avisando de cambios.

Esa escena en la cafetería, esa manifestación que ya no termina como tu esperabas, ese día que vas a trabajar y que te humillan sin explicación… momentos que son una antes y después, que piensas que son solo hechos aislados, pero que se convierte en una nueva vida. ¿Cómo la gente dejó que el nazismo venciese en Alemania? Vean estas escena y fácilmente podrán hacerse una idea.

La serie a nivel artístico es una mezcla muy bien llevada de «Hijos de los Hombres», «La letra escarlata», «La Ola»,  «La ladronas de libros» e incluso de «Snowpiecer». Sabe juntar muy bien tramas y saca mucho partido a la iconografía de este mundo que vuelve a lo clásico, para alejarse lo máximo de la ciencia y las modas contemporáneas.

La fotografía con sus tonos ocres, mezclada con los colores rojos y verdeazulados recrea una paleta triste, típica de una época angustiosa y enfermiza que sitúa a las personas por castas sin libertad. Me chirrían ciertos planos donde se abusa un poco de las iluminaciones, pero por lo general me parece un trabajo muy bueno, al nivel de todas las producciones de HBO.

Los actores cumplen, me quedo con casi todos los personajes femeninos. A destacar:

  • Elisabeth Moss tiene un papel lleno de matices y ver su vida antes y después de los hechos, hace que veamos ese cambio en su personalidad. De miradas alegres, a caras tristes y vacías de sentimientos.
  • Yvonne Strahovski cumple en su papel de niña pija, personaje muy importante para encontrar esa tensión, ese contrapunto femenino, cruel, que sufre por igual, que también es prisionera, pero que acepta y acata ordenes por el bien común.
  • Samira Wiley siempre tan dulce y tan encantadora, con otro personaje difícil. Dura por fuera, pero llena de dolor y sufrimiento por dentro. Luchadora y gran compañera, pero con los mismos problemas y conflictos que el resto de personajes femeninos.

En cuanto a los personajes masculinos, Joseph Fiennes es el actor a destacar. Está bien a secas, cumple con su papel, sin embargo, pienso que en el futuro tendrá que ser uno de los personajes más despiadados y perturbadores de la serie y sinceramente, con su bagaje como actor, por ahora no le veo capaz.

He echado de menos a personajes y actores más veteranos en la serie, personas con poder, con experiencia, con arrugas en la cara. Personajes que si encuentras en Orange is the new black, en Juego de Tronos o en Breaking Bad, pero que aquí no son más que olvidos – ¿Nadie tiene padres? ¿Ni abuelos?

El guión es la parte más pulida y mejor trabajada. Partir de un material como una novela siempre ayuda, pero poder estropearlo es igual de fácil, por tanto es un buen trabajo. Sabe transmitir esa tensión, esa angustia que sienten las protagonistas.

Su duración de 10 capítulos es perfecta y no intentan estirar el chicle más de la cuenta. Dejan además muchas tramas abiertas para próximas temporadas, pero sin dejarte con la sensación de solo haber visto una introducción del relato.

En resumen, The Handmaid’s tale es una de las mejores series de esta temporada, llena de buenas interpretaciones femeninas, buen guión y buena fotografía que nos deja con ganas de mucho más y con una sensación extraña de lo que vemos en pantalla puede ser en el futuro bastante familiar.

Nos leemos 🙂

‘The Handmaid’s tale’, Red is the new black

Con 13 razones nos rompiste el alma

Pones Netflix. La enésima serie nueva. Lees el título. «Por 13 razones». Miras la imagen. Adolescentes, la edad del pavo, pereza. Pones el trailer porque te la han recomendado por trigésima vez esa semana. Intriga, misterios, muertos que resucitan, me gusta. Le doy una oportunidad.

Empiezas la serie y empieza bien. Sale mucho adolescente (lo normal en una serie de adolescentes), los miras con distancia, con casi vergüenza ajena, hacen cosas de niños disfrutando de sus primeros pasos en libertad, te hablan de la generación Z, la generación de los youtubers. Sueltan frases trascendentales. Los miras con cierto paternalismo ridículo ya que tu hace dos días eras uno más de ellos. Pasan los minutos, las horas y de pronto te das cuenta. Un momento. La serie no está hablando de adolescentes. Está hablando de mí. Está hablando de la sociedad.

De pronto me veo mirándome en un espejo. Soy Clay, soy Justin, soy Jessica, soy Hannah. Soy todos ellos y ninguno a la vez. Vuelvo a mi adolescencia y lo que antes eran prejuicios, ahora es empatía. «Yo eso ya lo he vivido», me digo. «Esa situación me la hicieron a mi», pienso. «Yo me sentía igual». «Yo hice lo mismo». Me avergüenzo, me da rabia. No me gusta que Hanna sufra así. Me angustia que Clay no pueda escuchar las cintas, me desespera que no vaya más rápido.

Por 13 razones habla de muchas cosas y lo hace de una forma magistral, con una narrativa que te engancha desde el primer minuto, que te sumerge en esa sociedad, la sociedad del consumo, de la presión por ser el mejor. La sociedad que lucha por una perfección externa, pero por la putrefacción interna. Una sociedad que no es capaz de ver más allá de los objetivos personales, del ego. Todos sufren, todos se hacen daño, nadie es feliz, pero a la vez… todos fingen serlo.

Hannah es la única dulce, es la única persona sensible en un mar lleno de tiburones. La serie está tan bien contada, cree tanto en lo que está contando que no tiene reparos en mostrarte la realidad. No tiene tabús. Llama a las cosas por su propio nombre. Machismo, acoso, violación, maltrato, desconsideración, desprecio, engaños, mentiras, traiciones. De todo esto se habla en esta gran serie de Netflix.

Sus canciones te envuelven. Empiezas a recordar la banda sonora de tu vida, menos sofisticada que está, pero igualmente llena de significado para ti que para Hannah y Clay. Las interpretaciones cuadran, todo fluye. Un casting perfecto, parece un instituto de verdad, con sus profesores desencantados y desmotivados. Con sus pasillos llenos de ilusiones y miedos. Con el deporte como medidor de poder y estatus. Con la hipocresía de los que se creen perfectos. Con los miedos y complejos volando de fiesta en fiesta.

Una serie muy arquetípica. Llena de clichés norteamericanos, de esos que has visto millones de veces y que tanto se han imitado, pero te da igual, porque lo que cuenta es sincero, no hay trucos, no hay artificios.

Ves a los padres de la serie y comprendes lo difícil que es educar, lo fácil que una relación o amistad tóxica pueda romper todo lo conseguido. Da igual los recursos, el tiempo dedicado. Al final es difícil acabar con esa brecha generacional. Nunca vas a poder entender a tu hijo, va a tener una vida diferente. ¿Quizá podrían haber hecho todos más? ¿Quizá es así? No lo sé.

Terminan sus 13 capítulos, ya sabes las 13 razones de Hannah y tu te quedas con un desasosiego interno. Definitivamente no hablaba de una chica maltratada. Habla de ti y de mi. Habla de mis antiguos compañeros y de los nuevos. Y te sientes mal, te sientes con rabia por lo que ha pasado en la serie. Y te vuelves a sentir avergonzado y piensas: «Yo quizá también hice daño a alguien así. A mi me hicieron daño así… bueno, no así porque no nos engañemos, tú has sido una persona de raza blanca y hombre, al que nunca le ha faltado un billete de 10 euros en el bolsillo, por mucho daño que pudieses sufrir, no te puedes comparar, pero… si yo me sentí así, ¿cómo no se sentiría otra persona?. Cómo se sentiría esa persona cuando la engañé, o me reí de ella por seguir la corriente, o fui cómplice y no dije que no por la presión de un grupo.»

Y en esas estoy, pidiendo perdón si alguna vez he hecho sentir a alguien así, pensando que he hecho mal y en que podría haber sido mejor. Y es que como dice Clay: «Todos tenemos que ser mejores, teníamos que haber sido mejores».

Si el año pasado, fue Amy quien me desgarró el alma, este año ha sido Hanna quien lo ha conseguido.

Nos leemos 🙂

Con 13 razones nos rompiste el alma

Todo Cambia

Como podéis ver, hace mucho que no escribo por este blog. Había pensado en dejar este blog aquí y empezar dentro de poco otro con contenidos más técnicos debido al gran auge que tuvieron mis post sobre informática. Pero he decidido que creo que no aparcaré este y que aquí iré incluyendo mis impresiones sobre diferentes aspectos que me van influyendo en mi vida.

En fin, que si me he decidido a escribir otra vez después de tanto tiempo es porque ayer viví un bonito día con mi familia y 150.000 personas más por el centro de Madrid. Ayer Sábado se celebró en Madrid la ‘Marcha por el cambio’ organizada por el partido político PODEMOS.

Llevaba tiempo intentando acudir a algún acto reivindicativo de izquierdas que se diese en la capital y aprovechando que llevo poco viviendo en ella, me decidí a acercarme a este para ver con mis propios ojos, sin manipulación de prensa, cual son las posibilidades reales de PODEMOS.

El resumen de todo aquello es que no había vivido algo tan especial con tantos miles de personas, pues el sentimiento que más nos contagiábamos los unos a los otros fue el de ilusión y alegría.

Lo que ayer pudimos vivir fue una fiesta y una defensa de lo que muchos pensamos que deberían ser los ideales de nuestro país: la solidaridad, la ayudar cívica, la responsabilidad con el medio ambiente, el derecho de oportunidades y las ganas por cambiar las cosas que nos rodean.

Siempre he pensado que es importante realizar pequeños actos que hagan que el mundo sea un poco mejor. Si todos conseguimos hacer esto, por narices, el día a día de todos sería mejor. Y ayer vi, por los comentarios de la gente y los discursos escuchados, que mucha gente piensa como yo.

La izquierda es muy variada y cada uno tiene sus criticas y su visión de la realidad, pero creo que el gran éxito de lo que vivimos ayer fue que nos hemos dado cuenta que es hora de que nos sumemos a algo importante y entre todos cambiemos instituciones y gobiernos. Creo firmemente que no tenemos que decepcionarnos ni fallarnos a nosotros mismos en estos momentos históricos.

El mensaje de ayer es: vale nos hemos dado cuenta que la hemos cagado, nos hemos relajado, hemos ido a nuestro rollo, no hemos cuidado nuestra democracia como deberíamos, no hemos sido todo lo responsables que deberíamos haber sido y hemos dejado que gente sin escrúpulos y que ha tenido más intención que nosotros haya hecho lo que ha querido para defender sus intereses. Es hora de plantar cara y decir sin complejos: Ya estamos otra vez aquí. Ya es hora de decidir que queremos cambiar.

En la vida todo está en constante cambio y no darnos cuenta de esto es un error grave que nos hará morir como sociedad. Es hora de que terminemos con eso que llamamos transición y que las nuevas generaciones ocupemos nuestro lugar dentro del cambio. Nuestra generación no ha querido asumir este hecho y debemos despertar.

Me quedo con estas pequeñas reflexiones, no excesivamente bien escritas, no demasiado conexas, quizá demasiado románticas e idealista, pero ahora mismo es lo único que les puedo contar, pues mi emoción solo me da para escribir esto.

Por cierto el titulo del post, hace referencia a la canción con la que cerro PODEMOS el acto. ‘Todo Cambia’ es una canción que se hizo famosa por la cantautora Mercedes Sosa y que particularmente será mi himno durante todo este año electoral.

Recuerden, todo cambia, todo depende de nosotros.

Nos leemos

 

Todo Cambia

JavaScript: Borrar varios elementos de un Array

El otro día tuve la necesidad de crear una función que me borrara diferentes elementos de un Array. La función debía borrar una serie de elementos que cumpliera una condición determinada.

Aunque la implementación es trivial, me di cuenta que suelen existir problemas a la hora de realizar esta función.

Por ejemplo. Si intentamos realizar el borrado con un bucle ‘for in’ de esta manera:

function BorrarVariorsElementosArray(aPrueba, iCondicion){
   for(i in aPrueba){
       if(aPruebas[i] == iCondicion)
            aPruebas.splice(i,1);
   } 
   return aPruebas       
}

El código al ser ejecutado fallará. Esto es debido a que este bucle estima la longitud del array antes de ejecutar sus iteraciones, si borramos un elemento de él, el tamaño del Array será menor y por ello al realizar la última iteración, el programa romperá.

Por tanto, la mejor manera para realizar un borrado múltiple de un Array debe ser de esta manera:

function BorrarVariorsElementosArray(aPrueba, iCondicion){
    for(var i = aPrueba.length - 1; i>=0 ;i--){
        if(aPruebas[i] == iCondicion)
            aPruebas.splice(i,1);
    }
    return aPruebas
}

Ahora el bucle ‘for in’ cambia por un bucle ‘for’ normal con iteración descendiente. La clave de esta solución es su iteración descendente, pues así evitamos que el programa rompa.

Si fijamos el inicio del bucle en el final del vector conseguimos que al borrar elementos, la iteracion, no se vea alterada y conseguimos recorrer nuestra estructura sin miedo a los borrados dinámicos.

Espero que os sea de ayuda.

Nos leemos 🙂

JavaScript: Borrar varios elementos de un Array

Lobo Estepario

Tienes razón, Lobo Estepario, mil veces razón, y a pesar de todo debes desaparecer.Quien quiera vivir en la actualidad y sentirse contento con su vida, no puede ser una persona como tu o como yo.Quien exige música en lugar de ruido, alegría en lugar de diversión, alma en lugar de dinero, trabajo verdadero en lugar de ocupación, pasión autentica en lugar de jugueteo… para él este mundo no es un bonito hogar

Hermann Hesse

Lobo Estepario

Concierto de Zoé y Vetusta Morla

El próximo día 20 de Julio estaremos en la Plaza de Toros de Alcalá de Henares para escuchar a estos figuras. Había ganas…

Nos alzaron en brazos
descubrimos planetas
nos creímos tan fuertes como héroes de guerra.
Y en mitad del relámpago llegó el mal de altura
fuimos sed en el aire pero boca en la tierra.

Todo el tiempo estoy pensando en ti,
en el brillo del sol, en un rincon del cielo.
todo el tiempo estoy pensando en ti,
en el eco del mar que retumba en tus ojos, soñé

Concierto de Zoé y Vetusta Morla